martes, 16 de diciembre de 2008
Triangular, con T de Tigre
Hay que sincerarse, por más que a uno le guste tirar mierda contra el negocio del fútbol argentino, Grondona, la televisación y Macri: la definición de este campeonato es la más apasionante de los últimos, por lo menos, veinte años. Tres equipos, realmente muy parejos, tienen que medirse entre todos en una corta cantidad de días, con una presión de guerra mundial. Para el espectador futbolero, se trata de un lujo exquisito.
Tigre es el candidato de la gente. Me atrevería a decir que incluso lo es del pueblo. Millones de personas quieren que el próximo campeón esté en Victoria, al borde del río y en el conurbano bonaerense.
De lo contrario, otra vez sopa. La peli repetida de Román o el muy caretón indiecito Solari ensayando emociones contractuales ante las cámaras. Es cierto que el "no tenemos mucho que perder", del muy querible Diego Cagna, suena a falsa modestia, como también es cierto que tal vez su equipo no sea el mejor de los tres.
Pero Tigre se lo merece, y más que el hipermediatizado Boca. Más, también, que el mentiroso club de los tres barrios conocido como San Lorenzo de Almagro, que por algún designio divino integra la nómina sagrada e indiscutible de los cinco grandes. Tigre lo merece porque viene de la B. Porque Cagna es un tipo coherente. Porque los jugadores dejan todo en la cancha, transpiran y sienten la camiseta. Porque mataron a un pibe de su hinchada para todas las cámaras de televisión, y el silencio posterior fue (y es) total. Porque el chino Luna es el Carlos Tevez que jugaba en Apache. Y, sobre todo, porque es realmente excitante el ver a un un equipo con arraigo barrial desvirgado de vueltas olímpicas en primera. Sus festejos son siempre un estallido que acumula añares de fracasos, descensos y canchas podridas, que se diluyen en un desmadre festivo muy superior al que pueden improvisar aquellos que casi que se aburren de tanto repetir el libreto.
Un Tigre campeón es, para el buen espectador futbolero, además de algo de ajusticiamiento, un acontecimiento imperdible.
viernes, 7 de noviembre de 2008
Y aura?? vol. II
Todos sabemos lo mucho que sabe. A mi me da intriga ver como sería. Como la ven??
Pd: otro momento será para hablar de climas destituyentes, pero me gustaría que les pese un poco a estos jugadores la ida de un técnico que dejó todo y sacó un River campeón sin plantel. Hasta siempre Cholo.
lunes, 3 de noviembre de 2008
Bigote, de Lanús
Tengo un almacén en Lanús Este, enfrente de la estación. Soy Bigote. Sí, el mítico Bigote.
Si escuchaste hablar de mi, sabés que yo fui grosso, que siempre moví alto. Los ochenta fueron una fiebre nocturna de prosperidad. Después quedé en la ruina, fui homeless y terminé de ojete en Lanús. Pero esa es otra historia más jodida y larga.
Laburé con el Diez entre el 85 y el 87. Agarré la fiesta postmundialista. Con el más grande, en su mejor momento. En la cima del mundo. Yo era el que sgundeaba Dios, y nadie más. Rolls Royce, putas, habanos de mil mangos, champú, putas, y por supuesto, un montón de kilos de mandanga. Nunca me rompí tanto el toór.
Coppola fue y es gilada.
A mi, en el ambiente, me quería todo el mundo, hasta los alcanzapelotas. Laburaba tan pero tan tranquilo, que hasta una vez, en un doparti pedorro a beneficio de no se qué negros de Colombia o Africa o algo así, que lo pasaba toda la tele del mundo y lo veían millones de pelotudos, llegué a darle la papa en la boca a Diegote, en plena cancha y para toda la tele mundial.
Acordate de Bigote. Un beso.
jueves, 30 de octubre de 2008
haceeeelo
Yo la tengo, hoy voy a producir suspiros, hacer maravillas. Magia. Uh como pasó. De vuelta, la piso, no me engolosino. La voy a tocar, rabona. Pase profundo. Hacelo, por dios y la virgen hacelo.
Supongo que debe haber puteado un poquito. Ver video
viernes, 17 de octubre de 2008
Y aura??
La intención es dejar de lado los nombres. Desde hace dos técnicos (y un mundial) que la selección argentina aburre. Que la Román dependencia genera que los equipos se armen al ritmo del diez. Que no existan ideas superadoras del tiqui tiqui, que dura aproximadamente 15 minutos por partido.
Entonces no debemos preguntarnos a quién queremos, sino qué es lo que queremos, de que manera debería jugar la blanquiceleste. Y ahora recuerdo las palabras de otro escriba de este blog que dijo algo muy cierto: el puesto de DT de la selección es equiparable a un ministerio. Y ahí arrimo el bochin a otro pensamiento ligado a la política, pensamiento deformado por la irrupción de la "figurita mediática" y la destrucción del sistema de partidos políticos en la Argentina. Aquello de que no importa el candidato, como persona, sino como el representante de un conjunto de ideas y planes para llevar a cabo una vez obtenida la victoria. Un programa.
Y aquí es igual: vamos a elegir un modo de juego o una persona con títulos en su haber? Puede ser las dos cosas? Puede pensarse en un programa, plan de juego, estrategia, planteo de defensa, escindiéndolo del candidato?
Es posible. La "decisión" (el comillado se debe a que todavía, solo por ahora, el DT no es elegido mediante la participación popular) que debemos tomar no se reduce a un nombre sino a varios. En mi caso a un número reducido que comparten la idea de maximizar los recursos tácticos en pos de un planteo ofensivo. Estar pensando y actuando en el campo rival. Por eso no quiero hablar de nombres. En todo caso me gustaría leer a los predilectos en los comentarios. De todas formas aunque sabiendo de la imposibilidad dejo una foto de la persona que me gusta. Dejo para más adelante alguna nota sobre su impronta épica. Quiero que sea mi marido.
viernes, 10 de octubre de 2008
miércoles, 27 de agosto de 2008
Conclusiones
1) otorgó un mínimo de justicia al resultado de un partido donde Indep*ndiente literalmente no pateó al arco más allá de la jugada del gol;
2) empezó a ventilar el humo que vende Borghi, quien terminó jugando sin delanteros y con los diez jugadores detrás de mitad de cancha;
3) consagró al rojo como el exponente más acabado de la amargura universal.