sábado, 31 de mayo de 2008

El Sueño de Oliver



La tierna infancia, es una de las etapas más felices de la vida de una persona (o al menos así deberia serlo). Es una epoca donde soñar no tiene limites y la imaginación es el mayor poder que se puede ostentar. En esta tierna etapa de la vida se produce un feliz ritual que con puntualidad prusiana se repite dia a dia, tomar la leche. Tras un agitado escolar con San Martin, el Rio Pilcomayo, las (imposibles) divisiones matemáticas y partidos de fútbol donde uno deja la vida, el regreso al hogar es premiado con unas vainillas, la leche chocolatada (sin grumos, por favor) y la fiel compania del Televisor que se aleja de las Telenovelas y los programas de cocina para centrarse en el valor de la infancia. Entonces los frivolos podian ver ¨chiquititas¨, los amariconados ¨Ranma 1/2¨, los futuros violadores ¨Sailor Moon¨, los místicos ¨Los caballeros de Zodiaco¨y los amantes del balón ¨Supercampeones¨. Estos últimos nos deleitabamos tarde a tarde con las aventuras de Oliver y Benji y sus sueños de jugar un mundial y consagrarse en primera, en un mundo donde el fútbol lo dominan los sueños y el amor al balón, y no un gordo con una anillo que reza ¨todo pasa¨. Veiamos como Oliver se frustraba, ganaba, se lesionaba, perdia y rescataba el valor del compañerismo y el juego en equipo mientras disfrutabamos nuestra leche concientes que tras el programa saldriamos con la pelota a jugar. Luego crecimos y la vida nos golpeó, nos dió alegrias, frustaciones, ganamos, perdimos y hasta empatamos pero siempre habia un amigo que con o sin pelota nos regalara una sonrisa.
Recientemente una noticia golpeó todo mi ser y revolvió a mi niño interior. Los memoriosos quizás recuerden que en el primer capitulo de la serie mientras Oliver esta ayudando a su madre con la mudanza de la casa, al cruzar la calle esta a punto de ser atropellado por un camión pero es salvado por (como no podia ser de otra manera) un balón y alli comienza su eterno romance por la pelota. Desde ese instante su vida transcurre signada por el fútbol hasta el final donde obtiene la copa del mundo frenta a Brasil. Pero un final alternativo que se vio solo en Japón, los occidentales no estamos hechos para golpes tan duros (no se olviden que ellos fueron castigados dos veces con la bomba más potente que creo el hombre y se levantarón para convertirse en potencia). En este final tras la consagración en la maxima competición del fútbol mundial vemos a Oliver en una camilla llorando, entonces la cámara baja y vemos que...no tiene piernas!!!!!!!!!! El camión si lo atropelló y todo lo que vivimos en nuestra dulce infancia fue el sueño en coma de un paralitico (con las piernas amputadas). La noticia no puede ser más cruel y destruye toda una infancia. El rumor es fuerte en internet tanto en confirmaciones como refutaciones, pero está. Nosotros, por supuesto, siempre nos vamos quedar con Oliver goleador que la rompia partido a partido. Aunque todo haya sido un dulce sueño.

jueves, 29 de mayo de 2008

Homenaje a Fernando Rocha

Desde pequeño, Fernando Rocha soñaba con jugar un Mundial y consagrarse en Primera. Así fue que, pese a la insistencia de su padre para que estudiara ingeniería naval, Fernando supo desde muy temprana edad que su destino estaba atado al verde césped de una cancha de fútbol. En su Luján natal, era la figura descollante de los picados de barrio gracias a una finta exquisita que lo hacía gambetear rivales como postes de luz. Cuentan que hasta los viejos de la plaza dejaban de jugar al ajedrez para entregarse un rato a las pisadas, caños y rabonas de aquel pibe con innegable futuro de crack.
De este modo, "Nandito" -así le decía su mamá- fue un buen día a probarse al club de su pueblo y tras una serie de duras pruebas, logró ganarse un lugar en el plantel. Pero pronto descubrió que las presiones del fútbol profesional eran muy distintas a los épicos picados que jugaba en la plaza con sus amigos. Luján era candidato al título en la Primera C y su hinchada exigía el ansiado ascenso a la Metropolitana. Entonces, Fernando, que era un eximio wing derecho "a la Garrincha" y tenía como ídolo a Ronaldo, debió aceptar que su conservador técnico lo pusiera de cuatro a cubrir el lateral. Nada de tacos, firuletes y paredes. "¡Hacele pressing al carrilero!", "¡Meté, meté!, "¡Nandito, te ganan la espalda!", eran las indicaciones más frecuentes del entrenador.
Fernando Rocha soportó en silencio, fecha tras fecha, una disciplinada tarea de lateral derecho con mucho overol y poco juego. En la buena campaña de su equipo, que le permitió llegar al Reducido, Nandito supo pocas veces lo que significaba pasar mitad de cancha. Hasta que un día llegó un partido decisivo. Una verdadera final contra Argentino de Merlo en la lucha por el ascenso. Fernando Rocha salió a la cancha sabiendo que aquella tarde guardaba para él un lugar grande en la historia del fútbol local. Su equipo arrolló a su rival sin dificultades y pronto empezó a construir una goleada contundente: uno, dos, tres... seis goles le aplicó uno tras otro a un humillado Argentino de Merlo que sólo aguardaba el final del partido.
Promediando el segundo tiempo, Fernando Rocha sintió como una ráfaga el llamado que la Providencia le hace a los diferentes. Con un saque de costado a favor, se disparó como una flecha desde la defensa, cruzó a toda velocidad esa cancha desaforada y, casi sin darse cuenta, conoció por primera vez el campo rival. Una mirada le alcanzó para que su compañero le arrojara la pelota. Y nada volvió a ser igual.

El desenlace: aquí

viernes, 23 de mayo de 2008

CASLA (Club Atlético Sin Libertadores de América) - Parte II

Sí señores. El fútbol en muchos casos es injusto, feroz, malvado, violento y hasta dañino socialmente. Pero nunca es incoherente históricamente. La Copa Libertadores, como saben los hinchas de todos los equipos que la han jugado, tiene parámetros propios. Se trata del certamen de mayor jerarquía a nivel continental. Y para atravesarla hasta su instancia final hace falta una cualidad esencial: mística.

Y San Lorenzo, claro, no la tiene. Ningún equipo criollo que se precie de "grande" (lo cual en el caso de la escuadra de Boedo es algo por lo menos discutible) puede ir a apelotonarse en su propio área contra un equipo ecuatoriano, de muchísima menor jerarquía en los papeles. Ayer por la noche San Lorenzo parecía Platense, cuando visitaba la Bombonera o el Monumental un domingo por la tarde acosado por la tabla de abajo, cuando un punto era un lingote de oro, cuando ganar eran dos. "Todos atrás y Dios de 9", decía una canción de un olvidable cantautor argentino. Se ve que Dios no estuvo entre los concentrados azulgranas.














Cuando Vélez Sarsfield, conjunto relativamente humilde allá por el año 1994, se tuvo que enfrentar a un estadio Morumbí abarrotado de muchachos ebrios, de miembros de grueso calibre, increíbles bailadores de samba, pobladores de las favelas más pesadas del mundo, que vociferaban descontroladamente para que sus once jugadores de botín exquisito se comieran vivos a esos ignotos Pacha Cardozo, Christian Bassedas, Flavio Zandoná y Omar Asad, como dicen en el barrio, peló lo que había que pelar: huevos. Y es precisamente eso lo que en la Libertadores le faltó siempre al Ciclón, más allá de la hazaña gestada en cancha de River la semana pasada, que tuvo muchísimo sabor a "con esto salvamos el año porque en la primera de cambio que juguemos en alguna cancha remota de América Latina estamos perdidos".

Quizás sus jugadores sientan demasiado fuerte en la joroba el peso de cien años de historia sin obtenciones internacionales de, aunque sea, mediana categoría. Lo cierto es que, como dice otra canción, en este caso popular y tablonezca, al ritmo del "tutá tutá", "Al Cuervo le faltan huevos para ganar la Libertadores / le dicen los Matadores y son las putas del Bajo Flores / las copas que tiene Vélez nunca en la vida vas a tener / Boedo sigue llorando y está de fiesta todo Liniers".


N del R: pido perdón al redactor de la nota previa a esta por duplicar su título, pero sabrá entender que no podíamos privarnos de este momento.

CASLA (Club Atlético Sin Libertadores de América)

Una vez más el Fútbol, aquel monstruo frankesteiniano, ha dictado sentencia. Me es realmente difícil ocultar mi alegría al ver al glorioso San Lorenzo derrotado, tirado por tierra. Al caminar por mi barrio (boedo) puedo ver las caras larguísimas de la gente que sufre de una manera terrible. Esto se llama tener un sueño destrozado. Es verdad que invirtieron un dineral para traer jugadores caros, dejaron entrar a una sanguijuela como Tinelli con sus billetes en el club y retuvieron a un técnico cotizado. Pero nada de eso surtió efecto porque ganar la copa Libertadores es algo mucho más difícil de lo que piensan.
Muchas veces escucho hablar de lo fácil que es para boca jugarla, pero en realidad el esfuerzo es grande y sólo se puede salir airoso del paso con una mística indescriptible, con algo que va más allá del entendimiento. Los otros equipillos de primera división que tienen la posibilidad de jugar la copa ven a Boca como ejemplo y tratan de seguir su camino, sin embargo se quedan sin nada entre las manos porque no tienen el plus que hace falta para pisar fuerte en América. Será la camiseta, será la cancha, serán los jugadores...Boca es el dueño de esta copa porque lo tiene TODO. A veces se puede jugar bien y otras se puede jugar mal, pero los rivales siempre se cagan frente a la gloriosa escuadra azul y oro. En contraposición, San Lorenzo no tiene nada de esto: no tiene barrio, no tiene una cancha cerrada (que fea que es, por favor!!!), no tiene camiseta que intimide, no tiene un pensamiento ganador que lo lleve a luchar por cosas grandes. Siempre me pregunté por qué demonios es considerado uno de los cinco grandes, de hecho, estoy seguro que más de uno se hizo esta misma pregunta.
Yo creo que los equipos chicos como este tienen que volar bajo porque sino después la caída es realmente dura. Si aspiran a pasar la primera rueda es posible que les vaya mejor. No quisiera ser malvado y hacer leña del árbol caído, pero no lo puedo evitar, ja! Ahora ya no les queda nada de nada, un semestre perdido y después todos los jugadorcitos que tienen se van a ir a la mierda porque no quieren ver como se prende fuego el club. Esa es otra: me parece que es jodido ganar algo si no tenés jugadores que sientan la camiseta. Por ahí si se ponían la de river había uno que otro que iba a jugar mejor (ahh, cierto que river se quedó afuera en octavos). Están catalogando en los medios esta derrota como "épica". Si quieren que les sea sincero yo creo que no tiene nada de épico colgarse del travesaño contra un equipo de mierda. Los recontrarecagaron a pelotazos, fue totalmente indigno. Me da verguenza que un equipo argentino salga de casa para que se lo garchen (pido disculpas por la terminología). Muchachos, les hace falta pensamiento ganador: del segundo no se acuerda nadie, y de ustedes no se van a acordar sus madres.
Salú para todos y chau, chau, chau, chau, chauuuuuuuuuuuuuuuuuuuu.

miércoles, 21 de mayo de 2008

Un baño de realidad


Cuando Riquelme volvió a Boca el año pasado porque Pellegrini no lo tenía en cuenta en el Villarreal, el inefable periodismo deportivo argentino se ocupó de despedazar al ingeniero con especial dedicación. Dijeron que no sabía nada de fútbol, que era un caprichoso, que cómo-iba-a-colgar-al-mejor-jugador-del-mundo, y que de esta forma estaba condenando al Submarino Amarillo a una lastimosa performance en la Liga.

Hoy, terminada la temporada española, vemos que el Villarreal terminó segundo en el campeonato, detrás del Real bicampeón, y clasificando a la Champions League. Cabe destacar que llegó a los 77 puntos, un puntaje que le habría alcanzado para salir campeón en cinco de las últimas diez temporadas.

Con gustito a revancha, pero mostrando un absoluto respeto para el jugador, el ingeniero le dio una entrevista a Clarín en la que justificó su decisión con Román, no tanto por cuestiones futbolísticas sino porque dice que el Diez se negaba a tener el mismo trato que el resto de sus compañeros. Sí, que se hacía la estrellita.

Digo yo, ahora que está de moda la Román-dependencia -gracias a la sanateada habitual del periodismo argento- bienvenido sea el éxito del ingeniero para mostrar que, como dice la nota de Clarín, hay vida después de Riquelme.

sábado, 17 de mayo de 2008

Contra todos los males de este mundo

Conviene escribir en caliente para transmitir mejor las sensaciones. Lo que me pasó hace un rato, después del partido con Boca, no lo viví jamás como hincha. Simplemente, cuando Alvaro González tiró ese centro a los cincuenta minutos del ST, y un pibe ignoto la clavó contra un palo, rompí en llanto. Nunca antes había llorado por un partido de fútbol, ni siquiera cuando salimos campeones, pero lo que pasó esta tarde conjugó todos los males que asedian hace tiempo a Racing, y que casi con seguridad lo harán jugar la promoción dentro de unas semanas.

Primero, por esa puta costumbre de perder los partidos, no ya en el último minuto, sino en el último segundo, como pasó -en este mismo torneo- contra Lanús (3-0 que fue 3-3) y Central (una finalísima perdida en Rosario con un inexplicable gol del Kily González que bien podría haber salido de un cuento de Fontanarrosa). Ni hablar del partido con CASLA del campeonato pasado, ese 3-0 que terminó 3-4, también con el desenlace en la última jugada del partido.

Segundo, y esto hay que decirlo porque hace que la agonía sea mucho más dolorosa, la clarísima sensación de que los arbitrajes están perjudicando deliberadamente a Racing desde hace tiempo. No me gusta ponerlo como principal argumento: creo que Racing (o más bien, Blanquiceleste y su gerenciamiento predatorio) es el principal responsable de la situación que vive. Incluso yo nunca alimenté ninguna clase de teoría conspirativa en el fútbol argentino, de esas que imaginan a Grondona prestidigitando el resultado de cada partido desde una lúgubre oficina de la AFA. Pero lo cierto es que cuando a las miserias propias hay que agregarle el empujón deliberado de un árbitro que te tira al bombo, te dan ganas de salir a prender fuego el edificio de Viamonte.

El partido de hoy fue una muestra clara de esto último. La groserísima mano del Pochi Chávez en el gol del empate de Boca es para volver loco al más pintado. El comentarista del partido, Fernando Pacini, viene haciendo comentarios interesantes sobre los arbitrajes que le tocan a Racing. Hoy dijo que "no había forma" de que el juez de línea no haya visto la mano. Lo cual, sutilmente, es una manera de decir que sí la vio y no la cobró. Unas fechas atrás, en el partido que perdimos con Estudiantes (1-2 con tres expulsados, gol del empate anulado y suspensión incluida) Pacini dijo que hacía mucho tiempo que no veía que un árbitro (esa vez fue Beligoy) perjudicara tan claramente a un equipo dentro de una cancha. Yo no sé si Pacini es hincha de Racing o simplemente un hombre de bien que se conmueve ante las injusticias, pero por lo menos me consuela que alguien diga al aire lo que desde las tribunas o la propia TV se hace evidente.

Esta vez le tocó a Maglio, que le dio a Boca el gol del empate con mano incluida, e inexplicablemente adicionó cinco minutos cuando Racing aguantaba el empate con uno menos. Esto no excusa al equipo de volver a perder un partido en el último minuto. Antes que se viniera la noche, a los 25 minutos del ST y cuando todavía ganábamos, le mandé un mensaje a Jesús es amor diciéndole: "esta película la vi muchas veces". Y así fue. La película de ir ganando y terminar perdiendo sobre el final, la del árbitro que te bombea, la de los pibes comidos por los nervios en los partidos importantes, la de quedar cada vez más cerca de una promoción con final incierto. La de sentir que cuando Racing sale a la cancha, juega contra todos los males de este mundo.