miércoles, 25 de junio de 2008

Proverbio Cordobés


Entra un guaso pirata ye mamáo y manda al rasinclú a la B nacioooonaal con una culeaaada

lunes, 23 de junio de 2008

La felicidad del pueblo racinguista


COLABORACIÓN ESPECIAL
Por Pipe

"... A ver si lo escuchan / a ver si lo entienden
nosotros queremos / un Club de la gente
a De Tomaso / le chupa un huevo
Villa Del Parque / La Escuela y el Predio
De Tomaso botón / devolvé la institución
De Tomaso botón / la puta que te parió..."

Decir que fútbol y política van de la mano, a esta altura del partido y en el 30 aniversario del mundial de 1978, es poco menos que una obviedad. Pero por eludir obviedades a veces se pierden grandes verdades, las que, como decía Edgar Alan Poe, residen en lo superficial. Lo cierto es que no siempre es fácil distinguir en cada caso cuál se impone sobre cuál. Para los que vivimos en Avellaneda el 2001 fue un año de locos. Por un lado un país en armas, saqueos, estado de sitio, renuncias de altos mandatarios, la montada pegándole a las Madres en su Plaza de Mayo, jóvenes muriendo en las calles. Uno estaba muy preocupado por todo eso. Iba caminando y cavilando por la avenida Mitre, preguntándose y preocupándose por el destino del país cuando desde una ventana de un colectivo algún racinguista le gritaba “Dale campeón, puto”, “Te querés matar rojo”, “Amargo, somos campeones”. Por más que sea muy populosa, en Avellaneda nos conocemos todos. No era fácil ser hincha de Independiente en Avellaneda en esa época. De hecho mi tío tenía un velerito en el náutico de Quilmes y algunos fines de semana se iba a Uruguay. El día de San Loeschbor le pedí que me llevará, pero como yo era menor tenía que firmar unos papeles y una serie de complicaciones burocráticas me dejaron padeciendo la vida en Avellaneda.

La cosa es que si bien ser hincha de Racing siempre fue una patología muy particular, y por cierto hereditaria, en esa época pareció haber un rebrote, una epidemia. No porque haya habido más casos, sino porque los casos que ya existían habían empeorado. Estos enfermos no veían nada más que a Racing campeón. Hasta más de uno habrá pensado en postular a Mostaza para Presidente. Uno caminaba por Belgrano y veía las caras de personas preocupadas porque además de estar desempleados habían perdido los ahorros de su vida, veía en los rostros esas marcas que deja la profunda preocupación, incertidumbre y desespero. Cuando de repente, tan de repente como en “Balada para un loco”, se aparecía un hincha de Racing. Rozagante y risueño, en profundo contraste con los otros avellanenses (y por qué no de los argentinos en general) cantando por lo bajo “Que de la mano / del paso a paso / todos la vuelta vamos a dar / Vení, vení...”.

Lo cierto es que Argentina cambió. El desempleo bajó, los ingresos aumentaron, es cierto que se vive peor que en el 75 (incluso se vive peor que en el 95 ya que estamos, en estos ciclos de ahora que cuando se estabiliza la cosa se estabiliza en una situación cada vez peor que la anterior) pero aún así ya no estamos en el 2002. Las caras de la gente ya no tienen ese semblante. De todos modos, hay una fuerte escaramuza con los mismos sectores retrógrados de siempre, una polémica que divide al país nuevamente. Para los que nos gusta la política, nos parece dentro de todo positivo, en especial en comparación con la morfina mental de los 90. Hay posiciones encontradas, diferencias, conflictos, alianzas, todas esas cosas que en el fondo son reales, y es bueno que se den públicamente sino, por ser necesarias e inevitables, si no se dan públicamente se dan en las sombra palaciega y a espaldas de la gente. En Avellaneda uno caminaba el viernes y escuchaba el discurso de la Presidente por las radios de los negocios, algo que no pasaba hace mucho. Pero al lado de las caras de enojo o entusiasmo uno veía otras de preocupación. No por el destino de su trabajo o ahorros, no por estar leyendo la sección de economía de los diarios; sino por tratarse de un hincha de Racing haciendo las cuentas con los puntos de Central y Colón, con la tabla del descenso en una mano y calculadora en la otra. Nuevamente en su mundo. En una conversación entre amigos sobre temas varios los hinchas de Racing de repente se abstraían, como entrando en un transe durante unos segundos y después volvían a la conversación. En algunos casos muy agudos se les escapaba un grito o un “No... ¿y si gana Olimpo?”. No son pocas las esposas o novias que cuentan que sus novios se levantan a la noche llorando o traspirados; que esconden en el placard una vela con la estampita de la virgen María y el poster del Pepe Chatruc que compraron en la estación.

La cosa es que uno, como hincha de Independiente, podría estar en su salsa. Podría aprovechar y devolverles una a una las del 2001. Incluso podría, no como hincha de Independiente en particular sino como un indignado argentino en general, pegarles un sacudón y decirles “¿no ves macho que el país se puede hundir de vuelta y vos estás en cualquiera?”. Lo cierto es que, por más que a uno le duela, hoy la política prima sobre el fútbol, y por más hincha de Independiente que uno sea uno siempre va a querer la felicidad del pueblo. Más aún cuando en estos días el enano peronista, que todo hombre progresista que se aprecie de tal debería tener, está a toda máquina. Y uno sabe, como lo atestiguan los bustos en la puerta de la sede de Racing de la calle Mitre, que una gran parte de ese pueblo que se merece felicidad es racinguista. Filiación que se comprueba todavía más cuando uno bien podría decir “los hinchas de Racing no son buenos ni malos, son incorregibles”.

Por más que le duela, uno ve que Racing es la Patria. No ver esto, y echarles en cara el gerenciamiento con un “jodanse, ahora juegan la promoción y a llorar a la iglesia” sería echarle en cara a todo el pueblo argentino las privatizaciones y decirles “jodanse, ahora vayan a cantarle a Gardel”. Esa no puede ser la actitud de ningún hombre de bien. Es hora de deponer actitudes particularistas y luchar en pos del bien común. Es hora de unirse todos bajo el grito de “Te vamo’ a matar / te vamo’ a matar / te vamo’ a matar De Tomaso / te vamo’ a matar” y en especial “en el este y el oeste / en el norte y en el sur / brillara blanca y celeste / la Academia Racing Club

domingo, 22 de junio de 2008

viernes, 13 de junio de 2008

El zaguero que no fue

Cuando llegó de Tucumán a la terminal de Retiro, Ramiro Scaletta no sabía que en Buenos Aires los porteños tienen la costumbre de etiquetar a todos los nacidos fuera de la Reyna del Plata con el gentilicio, completo o acortado, del lugar del que provienen. Tampoco sabía que su destino iba a depender tan sólo de un segundo, de una jugada nimia, ni que uno de sus ídolos futbolísticos iba a estar directamente involucrado con el abrupto cambio de rumbo de su vida entera. El Tucu, como se lo conoció en la capital, arribó con la férrea esperanza que albergaba desde su más tierna infancia: ser futbolista de primera división.

Se tenía confianza. Así fue como se probó en River y en Boca. No quedó. Adujeron poca proyección hacia el ataque. Se probó luego en Español, club en el que quedó como suplente. Pero sentía que estaba para más, por lo que siguió con su recorrido por los castings. Finalmente, uno de los clubes porteños que estaban en franco ascenso allá por los primeros 90 lo incorporó a su plantel.

El Tucu es alto, grande, usa la bocha rapada. Fachero. Tiene cara de malo, porque es un neto marcador lateral, con versatilidad para ser central. “Pero un tipazo”, decían los que lo trataban. Corría 1995 cuando, con escasos 24 años, laburaba atendiendo el buffet del polideportivo del Vélez, en Linier. Todos lo querían, todos charlaban con él. Siempre atendía a la gente con buena predisposición, a pesar de su constante gesto de foul.

Cuando llegó al buffet, todos sabían que el Tucu era futbolista, y que jugaba en la reserva del Fortín. Corría el comentario que le había ocurrido “algo muy jodido”, como rumoreaban los viejos que jugaban a las cartas. ¿Por qué había pasado de entrenar con la primera a atender el barsucho del club? ¿No decían que iba a ser el nuevo cuatro de la V, que la estaba rompiendo? Atacados por estos interrogantes, un grupo de pequeñuelos lo encaró y le preguntó, directamente y sin tapujos, qué había pasado. El Tucu les constó su descarnada historia.

Integraba el plantel de Bianchi en 1994. Había solucionado su problema de proyección. En cada entrenamiento jugaba mejor. Aunque siempre era sparring, cada vez eran más los partidos en los que les pintaba la cara por la banda a los integrantes del equipo titular. Entrenamiento tras entrenamiento se hacían más fuertes los fastidios del Turco Asad y del Turu Flowers. Se decía que no los dejaba jugar. El titular de su puesto era por entonces el experimentado lateral Flavio tremenda-mano-a-edmundo Zandoná, un verdadero ídolo para el Tucu. Aunque los jubilados híperfanáticos (o aburridos) que veían los entrenamientos en la semana, que por entonces se realizaban en Liniers y no en la Villa Olímpica de Ituzaingó, decían que el pibe tenía el puesto asegurado, él se sentía allá arriba como suplente de Zandoná. Pero, en verdad, Flavio venía haciendo partidos flojos, y Carlitos Bianchi felicitaba al suplente demasiado seguido, demasiado vehementemente. Zandoná, que era bien pillo y bien sucio, se daba cuenta de todo, y no le gustaba nada. Durante un entrenamiento de abril de 1995, una tarde fría y con llovizna de coté, el Tucu la rompía en el team de los suplentes. Se proyectaba, jugaba, marcaba como un león, asistía, metía goles. Zandoná era, claro, el lateral del primer equipo.

En una jugada que promediaba el segundo tiempo, el Tucu ingresaba con pelota dominada en campo contrario por la banda, tirándose para el centro, casi como un diez, proyectándose para el gol o para la habilitación, lastimando la defensa rival.

Entonces, Zandoná, que veía su puesto esfumarse minuto a minuto, no lo soportó más.: cruzó a toda velocidad los veinte metros que lo separaban del pibe y fue directo y sin anestesia con la pierna levantada y los tapones de punta hacia su rodilla. Rotura de ligamentos cruzados y fractura con desplazamiento de rótula. Listo, Tucu, no jugas más a la pelota de por vida. Y así fue. Operaciones, clavos, yesos, terapias varias, nuevas operaciones, kinesiología. Nada pudo hacer la ciencia con el Tucu. No jugó nunca más al fútbol de forma profesional. Zandoná, su ejemplo a seguir en su puesto, lo había partido al medio intencionalmente porque se hacía inminente el enroque en la formación velezana, porque no soportaba su derroche de talento. El hecho no trascendió más que por los pasillos del club. Nunca se filtró a la prensa.

Mientras nos contaba esto, se había juntado gente que, en las cercanías del mostrador, disimulaba una lectura de diario o un cafecito, pero escuchaba con atención cada palabra. El grupo de pibes lo miraba azorado. “Tranquilo, Tucu, este domingo lo recontracagamos garziando al puto de Zandoná”, le dijo uno. Ese domingo Vélez le ganó 4 a 3 a Platense, en una tarde de sol del Amalfitani, por la fecha 9 del apertura. Y, claro está, nadie puteó a Zandoná.

El Tucu, a 400 metros de la chancha, lo veía por la TV del bufet junto a los viejos que timbean por toda la eternidad en esas sillas recubiertas con nylon, mientras pensaba en cómo encararía a su verdugo en Ramos Mejía, esa noche, para asestarle una memorable derecha en el rostro, que lo desplazaría de las siguientes dos fechas, soltando así al menos un tiro para el lado de la justicia.

miércoles, 11 de junio de 2008

El mas grande. Lejos

33 campeonatos. Es mucho. Antes de que se empezaran a subjetivizar prioridades de copas internacionales, ganar un campeonato implicaba mucho... mucho sacrificio, mucho huevo y jugar bien... implica que este equipo fue superior al resto, que supo leer mejor cada uno de los partidos y el conjunto de las fechas que comprende el campeonato. Signfica que puso lo que había que poner. No quiero extenderme sobre el campeon de este campeonato que esta terminando (aunque falta una verdadera final en 10 dias) sobre todo porque no fue ni un campeonato ni un campeon vistoso. Simplemente fue esto: el mejor.
La moraleja que extraigo de este clausura 08 es la siguiente: todos los equipos son cabarets en la derrota, falta que se pierda, haya desilusión y los trapitos ventilan más rapido y con una mayor putrefacción. Boca, Casla, Estudiantes y River todos con problemas internos y todos posibles campeones. Es así, los trapitos los tenemos todos y lo sabemos... solo que algunos además podemos festejar. Salú

sábado, 7 de junio de 2008

El ultimo romántico

Visceral, frontal, genio, loco, obsesivo, riguroso, meticuloso, brillante.... muchos son los motes con los que se lo puede calificar. Este sujeto es el último de los románticos. Una persona que, más allá de sus habilidades como DT, ha sabido construir una imagen de un tipo que vive el futbol. En épocas donde la pasión por el deporte muchas veces es entendida como mercancía, una persona se planta y dice que tiene corazón. Dice que no le interesa ganar vendiendole el alma al diablo. Dice que eso no es ganar, porque directamente "eso no es jugar". Y está perfecto, y lo bancamos. Reemplaza diplomacia por pulsión. Se desentiende del "tacto" y busca desesperadamente aires de buen juego. Asegura que el catenachio atenta ya no contra el buen juego, sino contra el deporte. Y así debería ser, debería ser catalogado como un conjunto de "jugadas antideportivas". ¿Te plantas atras, pegás y le tirás pelotazos al 9? Pues bueno, Roja directa al DT y que se vaya a reflexionar a las duchas.
Puede tener delante suyo a miles de periodistas y comerselos intelectualmente a través de la elaboración de una serie de conceptos sobre lo que Él considera el jugar al fútbol, o bien, puede tener estos ataques pasionales y, aunque siendo un poco más directo y menos teórico, enamora porque es... el último romántico del planeta fútbol.
Gracias Loco por existir.

Ver : video1
video2

PD: eso no es jugar!!

miércoles, 4 de junio de 2008

Bosteros, no se pongan mal

Piensen que al menos le estamos ganando a México. ¡Lo importante es que somos todos argentinos!

martes, 3 de junio de 2008

TN cambiando el mundo

Y TN, ¿sabe cómo salió Dálmine?



portero de potrero


¡¡Hace cuanto que no me pongo los guantes!! Posiblemente el puesto de arquero es uno de los más sacrificados y criticados dentro de un equipo. Lamentablemente está plagado de lugares comunes, por lo que cuando uno se lanza a hablar de él resulta imposible no caer en ellos. Con todo este tema de Migliore y de Orión (para nombrar los más actuales, los calentitos) se me vienen a la cabeza todas esas cosas que uno iba aprendiendo de chiquito cuando volaba de palo a palo. El error siempre está al caer y uno puede pasar en un minuto de héroe a villano. Es, definitivamente, el lugar más jugoso para analizar y para sufrir. Pero, pero…

Qué bueno que estaba volar para sacar esa pelota imposible y que la gorra se caiga en la estirada.

Qué bueno saltar más alto que todos para cortar un centro y salir ligerito de contra.

Qué bueno ese mano a mano en el que te hiciste gigante y le tapaste todo el arco al delantero.

Qué bueno volar cuando no hace falta.

Qué bueno atrapar la pelota cuando te tiraron un bombazo.

Qué bueno charlar a tus defensores para inflarlos.

Qué bueno ser el capo en la definición por penales y atajarte el último.

Qué bueno cuando los palos atajan más que vos.

Qué bueno que era ver al Goyco en el 90 y querer ser él.

Qué bueno pasar las tardes de supercampeones y tener la gorrita roja de Benjí Price (¡¡por favor, cómo atajaba ese pibe!!)

Qué bueno comerse una patada porque te jugaste la piel y se la sacaste del botín al delantero.

Qué bueno ser un héroe épico y agarra la pelota que, después del choque, se acerca despacito a la línea.

Qué bueno sufrir todo el partido, tener la responsabilidad de ser el primer pilar del equipo.

Qué bueno que estaba transmitirles a tus compañeros toda la seguridad para que jueguen tranquilos, porque acá no pasa una pelota muchachos.

Salud a todos los arqueros del hoy y los que lo fueron ayer. A algunos nos abandonaron los reflejos antes pero los que todavía los tiene úsenlos, que están en el mejor lugar de la cancha.

nota del redactor: pido perdón por la publicación gay, es que estoy sensible. Prometo que en breve volveré con entradas bombarderas nuevamente.