martes, 16 de diciembre de 2008
Triangular, con T de Tigre
Hay que sincerarse, por más que a uno le guste tirar mierda contra el negocio del fútbol argentino, Grondona, la televisación y Macri: la definición de este campeonato es la más apasionante de los últimos, por lo menos, veinte años. Tres equipos, realmente muy parejos, tienen que medirse entre todos en una corta cantidad de días, con una presión de guerra mundial. Para el espectador futbolero, se trata de un lujo exquisito.
Tigre es el candidato de la gente. Me atrevería a decir que incluso lo es del pueblo. Millones de personas quieren que el próximo campeón esté en Victoria, al borde del río y en el conurbano bonaerense.
De lo contrario, otra vez sopa. La peli repetida de Román o el muy caretón indiecito Solari ensayando emociones contractuales ante las cámaras. Es cierto que el "no tenemos mucho que perder", del muy querible Diego Cagna, suena a falsa modestia, como también es cierto que tal vez su equipo no sea el mejor de los tres.
Pero Tigre se lo merece, y más que el hipermediatizado Boca. Más, también, que el mentiroso club de los tres barrios conocido como San Lorenzo de Almagro, que por algún designio divino integra la nómina sagrada e indiscutible de los cinco grandes. Tigre lo merece porque viene de la B. Porque Cagna es un tipo coherente. Porque los jugadores dejan todo en la cancha, transpiran y sienten la camiseta. Porque mataron a un pibe de su hinchada para todas las cámaras de televisión, y el silencio posterior fue (y es) total. Porque el chino Luna es el Carlos Tevez que jugaba en Apache. Y, sobre todo, porque es realmente excitante el ver a un un equipo con arraigo barrial desvirgado de vueltas olímpicas en primera. Sus festejos son siempre un estallido que acumula añares de fracasos, descensos y canchas podridas, que se diluyen en un desmadre festivo muy superior al que pueden improvisar aquellos que casi que se aburren de tanto repetir el libreto.
Un Tigre campeón es, para el buen espectador futbolero, además de algo de ajusticiamiento, un acontecimiento imperdible.
viernes, 7 de noviembre de 2008
Y aura?? vol. II
Todos sabemos lo mucho que sabe. A mi me da intriga ver como sería. Como la ven??
Pd: otro momento será para hablar de climas destituyentes, pero me gustaría que les pese un poco a estos jugadores la ida de un técnico que dejó todo y sacó un River campeón sin plantel. Hasta siempre Cholo.
lunes, 3 de noviembre de 2008
Bigote, de Lanús
Tengo un almacén en Lanús Este, enfrente de la estación. Soy Bigote. Sí, el mítico Bigote.
Si escuchaste hablar de mi, sabés que yo fui grosso, que siempre moví alto. Los ochenta fueron una fiebre nocturna de prosperidad. Después quedé en la ruina, fui homeless y terminé de ojete en Lanús. Pero esa es otra historia más jodida y larga.
Laburé con el Diez entre el 85 y el 87. Agarré la fiesta postmundialista. Con el más grande, en su mejor momento. En la cima del mundo. Yo era el que sgundeaba Dios, y nadie más. Rolls Royce, putas, habanos de mil mangos, champú, putas, y por supuesto, un montón de kilos de mandanga. Nunca me rompí tanto el toór.
Coppola fue y es gilada.
A mi, en el ambiente, me quería todo el mundo, hasta los alcanzapelotas. Laburaba tan pero tan tranquilo, que hasta una vez, en un doparti pedorro a beneficio de no se qué negros de Colombia o Africa o algo así, que lo pasaba toda la tele del mundo y lo veían millones de pelotudos, llegué a darle la papa en la boca a Diegote, en plena cancha y para toda la tele mundial.
Acordate de Bigote. Un beso.
jueves, 30 de octubre de 2008
haceeeelo
Yo la tengo, hoy voy a producir suspiros, hacer maravillas. Magia. Uh como pasó. De vuelta, la piso, no me engolosino. La voy a tocar, rabona. Pase profundo. Hacelo, por dios y la virgen hacelo.
Supongo que debe haber puteado un poquito. Ver video
viernes, 17 de octubre de 2008
Y aura??
La intención es dejar de lado los nombres. Desde hace dos técnicos (y un mundial) que la selección argentina aburre. Que la Román dependencia genera que los equipos se armen al ritmo del diez. Que no existan ideas superadoras del tiqui tiqui, que dura aproximadamente 15 minutos por partido.
Entonces no debemos preguntarnos a quién queremos, sino qué es lo que queremos, de que manera debería jugar la blanquiceleste. Y ahora recuerdo las palabras de otro escriba de este blog que dijo algo muy cierto: el puesto de DT de la selección es equiparable a un ministerio. Y ahí arrimo el bochin a otro pensamiento ligado a la política, pensamiento deformado por la irrupción de la "figurita mediática" y la destrucción del sistema de partidos políticos en la Argentina. Aquello de que no importa el candidato, como persona, sino como el representante de un conjunto de ideas y planes para llevar a cabo una vez obtenida la victoria. Un programa.
Y aquí es igual: vamos a elegir un modo de juego o una persona con títulos en su haber? Puede ser las dos cosas? Puede pensarse en un programa, plan de juego, estrategia, planteo de defensa, escindiéndolo del candidato?
Es posible. La "decisión" (el comillado se debe a que todavía, solo por ahora, el DT no es elegido mediante la participación popular) que debemos tomar no se reduce a un nombre sino a varios. En mi caso a un número reducido que comparten la idea de maximizar los recursos tácticos en pos de un planteo ofensivo. Estar pensando y actuando en el campo rival. Por eso no quiero hablar de nombres. En todo caso me gustaría leer a los predilectos en los comentarios. De todas formas aunque sabiendo de la imposibilidad dejo una foto de la persona que me gusta. Dejo para más adelante alguna nota sobre su impronta épica. Quiero que sea mi marido.
viernes, 10 de octubre de 2008
miércoles, 27 de agosto de 2008
Conclusiones
1) otorgó un mínimo de justicia al resultado de un partido donde Indep*ndiente literalmente no pateó al arco más allá de la jugada del gol;
2) empezó a ventilar el humo que vende Borghi, quien terminó jugando sin delanteros y con los diez jugadores detrás de mitad de cancha;
3) consagró al rojo como el exponente más acabado de la amargura universal.
lunes, 11 de agosto de 2008
Meado por los elefantes
Se puede decir que Héctor Cúper tuvo suerte, o por lo menos alguna vez. En los primeros ochenta, y como jugador, integró el equipo que sería la excepción a la regla caballitense: el Ferro campeón de 1982 y 1984 lo contaba como zaguero central bajo el apodo de “cabezón”, gracias a una aparente habilidad para los remates de sabiola. Sin embargo, la historia más reciente lo muestra pasando siempre por el milímetro exacto donde la paloma desliza su pequeño bultito blancuzco.
Como DT se caracterizó, fundamentalmente, por perder finales y salir segundo, algo que por el Río de la Plata merecería el apodo de “Cebollita” o “Reuteman”. En 1992, al frente del Globito de Parque Patricios, vio escurrírsele de entre los dedos, en la última fecha y frente a Independiente, el último campeonato que otorgaba dos puntos al ganador de cada enfrentamiento. Si las innovaciones se hubieran adelantado unos meses tan siquiera, Huracán y Cúper daban la vuelta frente al rojo y el sexto grande nunca hubiera estado en discusión. Vélez Sarsfield, un año después, comenzaría con su racha ganadora que atravesó toda la década de los 90, durante la cual Huracán militó más de una vez en las segundas categorías. En 1997 pierde dos finales al frente del Mallorca, de España, ante Barcelona en la definición de la Copa Española, y luego a manos del Lazio italiano en la final de la Recopa Europea. Más adelante, ya como técnico del Valencia, es derrotado en dos nuevas finales, ambas de la prestigiosa Liga de Campeones: frente al Real Madrid, en París, en 2000; y ante Bayern Munich, en 2001 y en Milán.
“Cúper casi termina con mi carrera. Dejé Inter por su culpa. El sesenta porciento del equipo lo detesta, nunca ganó nada y siempre pierde las finales”, dijo el ex astro Ronaldo, en 2002, cuando abandonó el plantel del equipo italiano. Ocurre que el equipo azul y negro, bajo la dirección de Cúper, quedó segundo y tercero en los dos campeonatos italianos que atravesaron juntos. Sus últimas tres experiencias tampoco son las mejores. En 2004/05 dirigió nuevamente al Mallorca, club al que abandonó en 2006 mientras ocupaba la última posición del torneo. Más adelante condujo al Betis durante 14 partidos, del que fue expulsado al ingresar al penúltimo lugar en la clasificación. Finalmente, se puso al frente del Parma italiano, al que dejó al descender de categoría.
A pesar de esta seguidilla de segundos puestos y segundas divisiones, Cúper siempre siguió siendo convocado para dirigir. Pero había una deuda pendiente: conducir técnicamente a una selección. Esa deuda ya no pende más. Héctor Cúper es el nuevo entrenador de la selección de Georgia.
Los matutinos de hoy titulaban sus portadas: “Rusia bombardea la capital de Georgia. Es un infierno. La ciudad están en ruinas y hay cuerpos en las calles”.
martes, 5 de agosto de 2008
El ídolo y el tinto
martes, 15 de julio de 2008
Radiografía del mal
El fútbol como relato, como una serie de hechos pasibles de ser contados a través de diferente formatos (audio, audiovisual, gráfico) tiene elementos comunes a cualquier historia. Sea un partido, un entretiempo, un entrenamiento, una rueda de eliminación o todo un campeonato, siempre va a existir una unidad de espacio-tiempo por la que el cronista arma una historia. Existe una variedad de géneros a los que el juego habilita: romance de una hinchada por sus colores, acción en los partidos calientes, drama como el apertura de Racing, épico cuando se enfrentan equipos de diferentes posibilidades y el mas débil consigue la victoria, etc. Otro elemento que lo distingue como relato es la posibilidad de hallar, en cualquiera de estas unidades témporo-espaciales, distintas escalas dramáticas construidas sobre puntos de inflexión o plot points (como un gol, un fault fuerte, una roja, la quiebra de un club, penales, la vuelta de un ídolo, etc), son hechos que van marcando el pulso de lo que se esta contando o trasmitiendo.
Se pueden enumerar varias características de esta comunión entre el deporte y el relato pero el objetivo de esta nota es ahondar sobre una en particular, la más palpable (aunque sea de manera inconsciente) en el sentir del hincha: la relación dialéctica héroe-villano. En “El zaguero que no fue”, Intermar cuenta la historia de un pibe que le estaba haciendo sombra a Zandoná hasta que en un entrenamiento lo parte cortándole la carrera. Bien podría haber sido un crack este joven, podría haber jugado para la selección, pero la mala leche de otro nos dejó sólo con hipótesis. Zandoná es un claro ejemplo del elemento que estas líneas intentan demostrar.
La relación dialéctica se da en la figura de un jugador que, entre las huestes de su propio equipo es considerado ídolo, pero es negado y devenido anti-héroe en el filtro de subjetivización del resto de los hinchas. Pero cuidado, no se trata de jugadores que la rompen, que son cracks y el resto de las hinchadas tienen envidia de que no juegue para su club, sino de jugadores que son amados y coreados hasta el cansancio en su cancha, pero a cualquier otro hincha le causa revulsión. Es más, hasta podría ser la primera regla de esta radiografía del mal, que no se trate de “craks”, ya que, el verdadero apasionado del fútbol sabe apreciar al jugador distinto, así que por más que le esté jugando en contra lo respeta.
Consecuentemente no pueden integrar nunca un seleccionado nacional, ya que no resaltan, su calidad de juego es mediocre o mala, por lo que nunca superarán la barrera de su propio club. Pero no se trata tampoco de simples jugadores intrascendentes a los que sus fieles adoran, sino que hay más. Deben dar la impresión de ser malos tipos tanto fuera como dentro de la cancha (aunque pueden ser excelentísimas personas), un “ser Zandoná”, tener mucha pero mucha mala leche. Y aquí ya aparecen imágenes de varios, ¿verdad? Un chanchi estevez, un ameli, un delgado, un d´ alessandro, tuzio, rambert, chilavert, entre otros, sin olvidar su mayor exponente: Barros Schelotto.
Si bien como se dijo no son habilidosos, pueden definir un partido, por aplicar de manera rigurosa toda su maldad con alevosía al jugar “por afuera” del partido. Sus dotes extrafutbolísticas son tan astutas como arteras: hacer tiempo, simular para hacer echar, hablar a los árbitros, hablar a sus contrincantes, calentar los ánimos, etc. Son estas denominadas picardías del fútbol las herramientas que estos personajes manejan con gran habilidad.
Así consiguen que la historia les sea favorable en la visión del simpatizante propio y reprochable en la ajena. Generan amores y odios. Pueden ganar partidos sin tocar la pelota, porque su mera presencia es desventaja para los rivales. Son los archienemigos del planeta fútbol y serán defendidos para siempre con los colores que se identifican.
miércoles, 2 de julio de 2008
Una hinchada de Primera
miércoles, 25 de junio de 2008
lunes, 23 de junio de 2008
La felicidad del pueblo racinguista
COLABORACIÓN ESPECIAL
Por Pipe
nosotros queremos / un Club de la gente
a De Tomaso / le chupa un huevo
Villa Del Parque / La Escuela y el Predio
De Tomaso botón / devolvé la institución
De Tomaso botón / la puta que te parió..."
La cosa es que si bien ser hincha de Racing siempre fue una patología muy particular, y por cierto hereditaria, en esa época pareció haber un rebrote, una epidemia. No porque haya habido más casos, sino porque los casos que ya existían habían empeorado. Estos enfermos no veían nada más que a Racing campeón. Hasta más de uno habrá pensado en postular a Mostaza para Presidente. Uno caminaba por Belgrano y veía las caras de personas preocupadas porque además de estar desempleados habían perdido los ahorros de su vida, veía en los rostros esas marcas que deja la profunda preocupación, incertidumbre y desespero. Cuando de repente, tan de repente como en “Balada para un loco”, se aparecía un hincha de Racing. Rozagante y risueño, en profundo contraste con los otros avellanenses (y por qué no de los argentinos en general) cantando por lo bajo “Que de la mano / del paso a paso / todos la vuelta vamos a dar / Vení, vení...”.
Lo cierto es que Argentina cambió. El desempleo bajó, los ingresos aumentaron, es cierto que se vive peor que en el 75 (incluso se vive peor que en el 95 ya que estamos, en estos ciclos de ahora que cuando se estabiliza la cosa se estabiliza en una situación cada vez peor que la anterior) pero aún así ya no estamos en el 2002. Las caras de la gente ya no tienen ese semblante. De todos modos, hay una fuerte escaramuza con los mismos sectores retrógrados de siempre, una polémica que divide al país nuevamente. Para los que nos gusta la política, nos parece dentro de todo positivo, en especial en comparación con la morfina mental de los 90. Hay posiciones encontradas, diferencias, conflictos, alianzas, todas esas cosas que en el fondo son reales, y es bueno que se den públicamente sino, por ser necesarias e inevitables, si no se dan públicamente se dan en las sombra palaciega y a espaldas de la gente. En Avellaneda uno caminaba el viernes y escuchaba el discurso de la Presidente por las radios de los negocios, algo que no pasaba hace mucho. Pero al lado de las caras de enojo o entusiasmo uno veía otras de preocupación. No por el destino de su trabajo o ahorros, no por estar leyendo la sección de economía de los diarios; sino por tratarse de un hincha de Racing haciendo las cuentas con los puntos de Central y Colón, con la tabla del descenso en una mano y calculadora en la otra. Nuevamente en su mundo. En una conversación entre amigos sobre temas varios los hinchas de Racing de repente se abstraían, como entrando en un transe durante unos segundos y después volvían a la conversación. En algunos casos muy agudos se les escapaba un grito o un “No... ¿y si gana Olimpo?”. No son pocas las esposas o novias que cuentan que sus novios se levantan a la noche llorando o traspirados; que esconden en el placard una vela con la estampita de la virgen María y el poster del Pepe Chatruc que compraron en la estación.
La cosa es que uno, como hincha de Independiente, podría estar en su salsa. Podría aprovechar y devolverles una a una las del 2001. Incluso podría, no como hincha de Independiente en particular sino como un indignado argentino en general, pegarles un sacudón y decirles “¿no ves macho que el país se puede hundir de vuelta y vos estás en cualquiera?”. Lo cierto es que, por más que a uno le duela, hoy la política prima sobre el fútbol, y por más hincha de Independiente que uno sea uno siempre va a querer la felicidad del pueblo. Más aún cuando en estos días el enano peronista, que todo hombre progresista que se aprecie de tal debería tener, está a toda máquina. Y uno sabe, como lo atestiguan los bustos en la puerta de la sede de Racing de la calle Mitre, que una gran parte de ese pueblo que se merece felicidad es racinguista. Filiación que se comprueba todavía más cuando uno bien podría decir “los hinchas de Racing no son buenos ni malos, son incorregibles”.
Por más que le duela, uno ve que Racing es la Patria. No ver esto, y echarles en cara el gerenciamiento con un “jodanse, ahora juegan la promoción y a llorar a la iglesia” sería echarle en cara a todo el pueblo argentino las privatizaciones y decirles “jodanse, ahora vayan a cantarle a Gardel”. Esa no puede ser la actitud de ningún hombre de bien. Es hora de deponer actitudes particularistas y luchar en pos del bien común. Es hora de unirse todos bajo el grito de “Te vamo’ a matar / te vamo’ a matar / te vamo’ a matar De Tomaso / te vamo’ a matar” y en especial “en el este y el oeste / en el norte y en el sur / brillara blanca y celeste / la Academia Racing Club”
domingo, 22 de junio de 2008
viernes, 13 de junio de 2008
El zaguero que no fue
Cuando llegó de Tucumán a la terminal de Retiro, Ramiro Scaletta no sabía que en Buenos Aires los porteños tienen la costumbre de etiquetar a todos los nacidos fuera de la Reyna del Plata con el gentilicio, completo o acortado, del lugar del que provienen. Tampoco sabía que su destino iba a depender tan sólo de un segundo, de una jugada nimia, ni que uno de sus ídolos futbolísticos iba a estar directamente involucrado con el abrupto cambio de rumbo de su vida entera. El Tucu, como se lo conoció en la capital, arribó con la férrea esperanza que albergaba desde su más tierna infancia: ser futbolista de primera división.
Se tenía confianza. Así fue como se probó en River y en Boca. No quedó. Adujeron poca proyección hacia el ataque. Se probó luego en Español, club en el que quedó como suplente. Pero sentía que estaba para más, por lo que siguió con su recorrido por los castings. Finalmente, uno de los clubes porteños que estaban en franco ascenso allá por los primeros 90 lo incorporó a su plantel.
El Tucu es alto, grande, usa la bocha rapada. Fachero. Tiene cara de malo, porque es un neto marcador lateral, con versatilidad para ser central. “Pero un tipazo”, decían los que lo trataban. Corría 1995 cuando, con escasos 24 años, laburaba atendiendo el buffet del polideportivo del Vélez, en Linier. Todos lo querían, todos charlaban con él. Siempre atendía a la gente con buena predisposición, a pesar de su constante gesto de foul.
Cuando llegó al buffet, todos sabían que el Tucu era futbolista, y que jugaba en la reserva del Fortín. Corría el comentario que le había ocurrido “algo muy jodido”, como rumoreaban los viejos que jugaban a las cartas. ¿Por qué había pasado de entrenar con la primera a atender el barsucho del club? ¿No decían que iba a ser el nuevo cuatro de la V, que la estaba rompiendo? Atacados por estos interrogantes, un grupo de pequeñuelos lo encaró y le preguntó, directamente y sin tapujos, qué había pasado. El Tucu les constó su descarnada historia.
Integraba el plantel de Bianchi en 1994. Había solucionado su problema de proyección. En cada entrenamiento jugaba mejor. Aunque siempre era sparring, cada vez eran más los partidos en los que les pintaba la cara por la banda a los integrantes del equipo titular. Entrenamiento tras entrenamiento se hacían más fuertes los fastidios del Turco Asad y del Turu Flowers. Se decía que no los dejaba jugar. El titular de su puesto era por entonces el experimentado lateral Flavio tremenda-mano-a-edmundo Zandoná, un verdadero ídolo para el Tucu. Aunque los jubilados híperfanáticos (o aburridos) que veían los entrenamientos en la semana, que por entonces se realizaban en Liniers y no en la Villa Olímpica de Ituzaingó, decían que el pibe tenía el puesto asegurado, él se sentía allá arriba como suplente de Zandoná. Pero, en verdad, Flavio venía haciendo partidos flojos, y Carlitos Bianchi felicitaba al suplente demasiado seguido, demasiado vehementemente. Zandoná, que era bien pillo y bien sucio, se daba cuenta de todo, y no le gustaba nada. Durante un entrenamiento de abril de 1995, una tarde fría y con llovizna de coté, el Tucu la rompía en el team de los suplentes. Se proyectaba, jugaba, marcaba como un león, asistía, metía goles. Zandoná era, claro, el lateral del primer equipo.
En una jugada que promediaba el segundo tiempo, el Tucu ingresaba con pelota dominada en campo contrario por la banda, tirándose para el centro, casi como un diez, proyectándose para el gol o para la habilitación, lastimando la defensa rival.
Entonces, Zandoná, que veía su puesto esfumarse minuto a minuto, no lo soportó más.: cruzó a toda velocidad los veinte metros que lo separaban del pibe y fue directo y sin anestesia con la pierna levantada y los tapones de punta hacia su rodilla. Rotura de ligamentos cruzados y fractura con desplazamiento de rótula. Listo, Tucu, no jugas más a la pelota de por vida. Y así fue. Operaciones, clavos, yesos, terapias varias, nuevas operaciones, kinesiología. Nada pudo hacer la ciencia con el Tucu. No jugó nunca más al fútbol de forma profesional. Zandoná, su ejemplo a seguir en su puesto, lo había partido al medio intencionalmente porque se hacía inminente el enroque en la formación velezana, porque no soportaba su derroche de talento. El hecho no trascendió más que por los pasillos del club. Nunca se filtró a la prensa.
Mientras nos contaba esto, se había juntado gente que, en las cercanías del mostrador, disimulaba una lectura de diario o un cafecito, pero escuchaba con atención cada palabra. El grupo de pibes lo miraba azorado. “Tranquilo, Tucu, este domingo lo recontracagamos garziando al puto de Zandoná”, le dijo uno. Ese domingo Vélez le ganó 4 a 3 a Platense, en una tarde de sol del Amalfitani, por la fecha 9 del apertura. Y, claro está, nadie puteó a Zandoná.
El Tucu, a 400 metros de la chancha, lo veía por la TV del bufet junto a los viejos que timbean por toda la eternidad en esas sillas recubiertas con nylon, mientras pensaba en cómo encararía a su verdugo en Ramos Mejía, esa noche, para asestarle una memorable derecha en el rostro, que lo desplazaría de las siguientes dos fechas, soltando así al menos un tiro para el lado de la justicia.
miércoles, 11 de junio de 2008
33 campeonatos. Es mucho. Antes de que se empezaran a subjetivizar prioridades de copas internacionales, ganar un campeonato implicaba mucho... mucho sacrificio, mucho huevo y jugar bien... implica que este equipo fue superior al resto, que supo leer mejor cada uno de los partidos y el conjunto de las fechas que comprende el campeonato. Signfica que puso lo que había que poner. No quiero extenderme sobre el campeon de este campeonato que esta terminando (aunque falta una verdadera final en 10 dias) sobre todo porque no fue ni un campeonato ni un campeon vistoso. Simplemente fue esto: el mejor.
La moraleja que extraigo de este clausura 08 es la siguiente: todos los equipos son cabarets en la derrota, falta que se pierda, haya desilusión y los trapitos ventilan más rapido y con una mayor putrefacción. Boca, Casla, Estudiantes y River todos con problemas internos y todos posibles campeones. Es así, los trapitos los tenemos todos y lo sabemos... solo que algunos además podemos festejar. Salú
sábado, 7 de junio de 2008
El ultimo romántico
Puede tener delante suyo a miles de periodistas y comerselos intelectualmente a través de la elaboración de una serie de conceptos sobre lo que Él considera el jugar al fútbol, o bien, puede tener estos ataques pasionales y, aunque siendo un poco más directo y menos teórico, enamora porque es... el último romántico del planeta fútbol.
Gracias Loco por existir.
Ver : video1
video2
PD: eso no es jugar!!
miércoles, 4 de junio de 2008
Bosteros, no se pongan mal
martes, 3 de junio de 2008
TN cambiando el mundo
portero de potrero
¡¡Hace cuanto que no me pongo los guantes!! Posiblemente el puesto de arquero es uno de los más sacrificados y criticados dentro de un equipo. Lamentablemente está plagado de lugares comunes, por lo que cuando uno se lanza a hablar de él resulta imposible no caer en ellos. Con todo este tema de Migliore y de Orión (para nombrar los más actuales, los calentitos) se me vienen a la cabeza todas esas cosas que uno iba aprendiendo de chiquito cuando volaba de palo a palo. El error siempre está al caer y uno puede pasar en un minuto de héroe a villano. Es, definitivamente, el lugar más jugoso para analizar y para sufrir. Pero, pero…
Qué bueno que estaba volar para sacar esa pelota imposible y que la gorra se caiga en la estirada.
Qué bueno saltar más alto que todos para cortar un centro y salir ligerito de contra.
Qué bueno ese mano a mano en el que te hiciste gigante y le tapaste todo el arco al delantero.
Qué bueno volar cuando no hace falta.
Qué bueno atrapar la pelota cuando te tiraron un bombazo.
Qué bueno charlar a tus defensores para inflarlos.
Qué bueno ser el capo en la definición por penales y atajarte el último.
Qué bueno cuando los palos atajan más que vos.
Qué bueno que era ver al Goyco en el 90 y querer ser él.
Qué bueno pasar las tardes de supercampeones y tener la gorrita roja de Benjí Price (¡¡por favor, cómo atajaba ese pibe!!)
Qué bueno comerse una patada porque te jugaste la piel y se la sacaste del botín al delantero.
Qué bueno ser un héroe épico y agarra la pelota que, después del choque, se acerca despacito a la línea.
Qué bueno sufrir todo el partido, tener la responsabilidad de ser el primer pilar del equipo.
Qué bueno que estaba transmitirles a tus compañeros toda la seguridad para que jueguen tranquilos, porque acá no pasa una pelota muchachos.
Salud a todos los arqueros del hoy y los que lo fueron ayer. A algunos nos abandonaron los reflejos antes pero los que todavía los tiene úsenlos, que están en el mejor lugar de la cancha.
sábado, 31 de mayo de 2008
El Sueño de Oliver
jueves, 29 de mayo de 2008
Homenaje a Fernando Rocha
De este modo, "Nandito" -así le decía su mamá- fue un buen día a probarse al club de su pueblo y tras una serie de duras pruebas, logró ganarse un lugar en el plantel. Pero pronto descubrió que las presiones del fútbol profesional eran muy distintas a los épicos picados que jugaba en la plaza con sus amigos. Luján era candidato al título en la Primera C y su hinchada exigía el ansiado ascenso a la Metropolitana. Entonces, Fernando, que era un eximio wing derecho "a la Garrincha" y tenía como ídolo a Ronaldo, debió aceptar que su conservador técnico lo pusiera de cuatro a cubrir el lateral. Nada de tacos, firuletes y paredes. "¡Hacele pressing al carrilero!", "¡Meté, meté!, "¡Nandito, te ganan la espalda!", eran las indicaciones más frecuentes del entrenador.
Fernando Rocha soportó en silencio, fecha tras fecha, una disciplinada tarea de lateral derecho con mucho overol y poco juego. En la buena campaña de su equipo, que le permitió llegar al Reducido, Nandito supo pocas veces lo que significaba pasar mitad de cancha. Hasta que un día llegó un partido decisivo. Una verdadera final contra Argentino de Merlo en la lucha por el ascenso. Fernando Rocha salió a la cancha sabiendo que aquella tarde guardaba para él un lugar grande en la historia del fútbol local. Su equipo arrolló a su rival sin dificultades y pronto empezó a construir una goleada contundente: uno, dos, tres... seis goles le aplicó uno tras otro a un humillado Argentino de Merlo que sólo aguardaba el final del partido.
Promediando el segundo tiempo, Fernando Rocha sintió como una ráfaga el llamado que la Providencia le hace a los diferentes. Con un saque de costado a favor, se disparó como una flecha desde la defensa, cruzó a toda velocidad esa cancha desaforada y, casi sin darse cuenta, conoció por primera vez el campo rival. Una mirada le alcanzó para que su compañero le arrojara la pelota. Y nada volvió a ser igual.
El desenlace: aquí
viernes, 23 de mayo de 2008
CASLA (Club Atlético Sin Libertadores de América) - Parte II
Y San Lorenzo, claro, no la tiene. Ningún equipo criollo que se precie de "grande" (lo cual en el caso de la escuadra de Boedo es algo por lo menos discutible) puede ir a apelotonarse en su propio área contra un equipo ecuatoriano, de muchísima menor jerarquía en los papeles. Ayer por la noche San Lorenzo parecía Platense, cuando visitaba la Bombonera o el Monumental un domingo por la tarde acosado por la tabla de abajo, cuando un punto era un lingote de oro, cuando ganar eran dos. "Todos atrás y Dios de 9", decía una canción de un olvidable cantautor argentino. Se ve que Dios no estuvo entre los concentrados azulgranas.
Cuando Vélez Sarsfield, conjunto relativamente humilde allá por el año 1994, se tuvo que enfrentar a un estadio Morumbí abarrotado de muchachos ebrios, de miembros de grueso calibre, increíbles bailadores de samba, pobladores de las favelas más pesadas del mundo, que vociferaban descontroladamente para que sus once jugadores de botín exquisito se comieran vivos a esos ignotos Pacha Cardozo, Christian Bassedas, Flavio Zandoná y Omar Asad, como dicen en el barrio, peló lo que había que pelar: huevos. Y es precisamente eso lo que en la Libertadores le faltó siempre al Ciclón, más allá de la hazaña gestada en cancha de River la semana pasada, que tuvo muchísimo sabor a "con esto salvamos el año porque en la primera de cambio que juguemos en alguna cancha remota de América Latina estamos perdidos".
Quizás sus jugadores sientan demasiado fuerte en la joroba el peso de cien años de historia sin obtenciones internacionales de, aunque sea, mediana categoría. Lo cierto es que, como dice otra canción, en este caso popular y tablonezca, al ritmo del "tutá tutá", "Al Cuervo le faltan huevos para ganar la Libertadores / le dicen los Matadores y son las putas del Bajo Flores / las copas que tiene Vélez nunca en la vida vas a tener / Boedo sigue llorando y está de fiesta todo Liniers".
N del R: pido perdón al redactor de la nota previa a esta por duplicar su título, pero sabrá entender que no podíamos privarnos de este momento.
CASLA (Club Atlético Sin Libertadores de América)
Muchas veces escucho hablar de lo fácil que es para boca jugarla, pero en realidad el esfuerzo es grande y sólo se puede salir airoso del paso con una mística indescriptible, con algo que va más allá del entendimiento. Los otros equipillos de primera división que tienen la posibilidad de jugar la copa ven a Boca como ejemplo y tratan de seguir su camino, sin embargo se quedan sin nada entre las manos porque no tienen el plus que hace falta para pisar fuerte en América. Será la camiseta, será la cancha, serán los jugadores...Boca es el dueño de esta copa porque lo tiene TODO. A veces se puede jugar bien y otras se puede jugar mal, pero los rivales siempre se cagan frente a la gloriosa escuadra azul y oro. En contraposición, San Lorenzo no tiene nada de esto: no tiene barrio, no tiene una cancha cerrada (que fea que es, por favor!!!), no tiene camiseta que intimide, no tiene un pensamiento ganador que lo lleve a luchar por cosas grandes. Siempre me pregunté por qué demonios es considerado uno de los cinco grandes, de hecho, estoy seguro que más de uno se hizo esta misma pregunta.
Yo creo que los equipos chicos como este tienen que volar bajo porque sino después la caída es realmente dura. Si aspiran a pasar la primera rueda es posible que les vaya mejor. No quisiera ser malvado y hacer leña del árbol caído, pero no lo puedo evitar, ja! Ahora ya no les queda nada de nada, un semestre perdido y después todos los jugadorcitos que tienen se van a ir a la mierda porque no quieren ver como se prende fuego el club. Esa es otra: me parece que es jodido ganar algo si no tenés jugadores que sientan la camiseta. Por ahí si se ponían la de river había uno que otro que iba a jugar mejor (ahh, cierto que river se quedó afuera en octavos). Están catalogando en los medios esta derrota como "épica". Si quieren que les sea sincero yo creo que no tiene nada de épico colgarse del travesaño contra un equipo de mierda. Los recontrarecagaron a pelotazos, fue totalmente indigno. Me da verguenza que un equipo argentino salga de casa para que se lo garchen (pido disculpas por la terminología). Muchachos, les hace falta pensamiento ganador: del segundo no se acuerda nadie, y de ustedes no se van a acordar sus madres.
Salú para todos y chau, chau, chau, chau, chauuuuuuuuuuuuuuuuuuuu.
miércoles, 21 de mayo de 2008
Un baño de realidad
sábado, 17 de mayo de 2008
Contra todos los males de este mundo
Primero, por esa puta costumbre de perder los partidos, no ya en el último minuto, sino en el último segundo, como pasó -en este mismo torneo- contra Lanús (3-0 que fue 3-3) y Central (una finalísima perdida en Rosario con un inexplicable gol del Kily González que bien podría haber salido de un cuento de Fontanarrosa). Ni hablar del partido con CASLA del campeonato pasado, ese 3-0 que terminó 3-4, también con el desenlace en la última jugada del partido.
Segundo, y esto hay que decirlo porque hace que la agonía sea mucho más dolorosa, la clarísima sensación de que los arbitrajes están perjudicando deliberadamente a Racing desde hace tiempo. No me gusta ponerlo como principal argumento: creo que Racing (o más bien, Blanquiceleste y su gerenciamiento predatorio) es el principal responsable de la situación que vive. Incluso yo nunca alimenté ninguna clase de teoría conspirativa en el fútbol argentino, de esas que imaginan a Grondona prestidigitando el resultado de cada partido desde una lúgubre oficina de la AFA. Pero lo cierto es que cuando a las miserias propias hay que agregarle el empujón deliberado de un árbitro que te tira al bombo, te dan ganas de salir a prender fuego el edificio de Viamonte.
El partido de hoy fue una muestra clara de esto último. La groserísima mano del Pochi Chávez en el gol del empate de Boca es para volver loco al más pintado. El comentarista del partido, Fernando Pacini, viene haciendo comentarios interesantes sobre los arbitrajes que le tocan a Racing. Hoy dijo que "no había forma" de que el juez de línea no haya visto la mano. Lo cual, sutilmente, es una manera de decir que sí la vio y no la cobró. Unas fechas atrás, en el partido que perdimos con Estudiantes (1-2 con tres expulsados, gol del empate anulado y suspensión incluida) Pacini dijo que hacía mucho tiempo que no veía que un árbitro (esa vez fue Beligoy) perjudicara tan claramente a un equipo dentro de una cancha. Yo no sé si Pacini es hincha de Racing o simplemente un hombre de bien que se conmueve ante las injusticias, pero por lo menos me consuela que alguien diga al aire lo que desde las tribunas o la propia TV se hace evidente.
Esta vez le tocó a Maglio, que le dio a Boca el gol del empate con mano incluida, e inexplicablemente adicionó cinco minutos cuando Racing aguantaba el empate con uno menos. Esto no excusa al equipo de volver a perder un partido en el último minuto. Antes que se viniera la noche, a los 25 minutos del ST y cuando todavía ganábamos, le mandé un mensaje a Jesús es amor diciéndole: "esta película la vi muchas veces". Y así fue. La película de ir ganando y terminar perdiendo sobre el final, la del árbitro que te bombea, la de los pibes comidos por los nervios en los partidos importantes, la de quedar cada vez más cerca de una promoción con final incierto. La de sentir que cuando Racing sale a la cancha, juega contra todos los males de este mundo.
martes, 22 de abril de 2008
¿Suerte, Sorete o vino Suter?
Resulta un poco tautológico el tener que hablar de lo grande y glorioso que es Boca. Estoy completamente de acuerdo con que cuando hace falta se pasa un sobrecito por debajo de la mesa, pero no para el equipo contrario, sino para que (por ejemplo en este caso) el Atlas meta presión de visitante. Definitivamente no me pareción que el poderoso Unión Maracaibo haya jugado a menos, ni siquiera en las oportunidades que tuvieron para convertir y se arrepintieron. Simplemnte refleccionaron y se dieron cuenta que iban a morir si metían un gol. Por otro lado, en el otro extremo de la cancha, el arquero de ellos se lució verdaderamente, aunque las 324 oportunidades que tuvo Palacio fueron desbaratadas por motus propio. Pero claaaaaro, acá nadie dice: "seguro que a Palacio le pagó river para que no meta goles".
Pero bueno, asi estamos los argentinos. En vez de ponernos contentos porque el equipo insignia del país renueva sus esperanzas de ser (una vez más) el mejor de América y del mundo, nos ofuscamos y tratamos de encontrarle el pelo al huevo. Pero tengo que decirles algo: este huevo no tiene ni un solo pelito (o los tiene todos, para el caso es lo mismo). Sólo nos queda disfrutar de esta nueva victoria azul y oro y tirarle un escupitajo en el ojo a los próximos rivales que ya se están comiendo las uñas. Puedo ver al plantel de river todo cagado y al cholo limpiando con su lengua cornuda las heces de sus players. Puedo ver a los putitos del pincha agarrarse sus pequeños penitos, mirándose, pidiéndole ayuda a papa Verón que ya se había ido en su ferrari a garcharse a una minita de Tinelli.
Ya está, señoras y señores, no hay más nada que decir. El futuro es claro, clarissimus (para los conocedores del latín): Boca tiene otra copa entre los dedos. Vamos a ser coherentes: ¿Cuál de todos los equipos que quedan en la copa quiere que el enorme Boca siga adelante? la respuesta es: ninguno. Encontrarse a Boca en una instancia de copa con román en la cancha es equivalente a una derrota segura.
Yo quisiera proponer una moción: podríamos cambiar los colores de la remera de Argentina por los de Boquita, en una de esas ganamos algo. Piénsenlo.
saludos intergalácticos.
salú
pd: ¿¿¿¿cuándo vamos a entender que Battaglia debe ser el cinco de la selección?????
domingo, 20 de abril de 2008
convocatoria tortuguera
viernes, 11 de abril de 2008
El acoplado de lógica
Por El Marginal
Sí, señores. Cuando un mundo loco, loco, loco nos da un respiro y nos pasa por arriba con un acoplado de lógica hay que aprovechar el momento y a pesar de todo, sonreír. A pesar de que es una historia triste... es cierto.
Porque la aventura se venía transformando en hazaña desde hace ya varias semanas y la falta de respeto de un club pequeño, desconocido hace dos años, para con todas las grandes instituciones del fútbol del viejo continente, para con sus laureles y vitrinas repletas nos emocionaba cada minuto más y más. Después de todo no es nada nuevo, está en la naturaleza del ser humano y no podemos escaparle: el débil, el disminuido, el indefenso se enfrenta con el gigante y nuestra compasión se despierta y gritamos y cantamos alentando al pequeño; sonreímos y nos emocionamos cuando lo vemos a pesar de todo y en un descuido, golpear con lo que tiene al grandote y hacerlo trastabillar - aunque no sirva más que para hacerlo enojar y reaccionar con aún más violencia si cabe -; nos enojamos y despotricamos cuando el grandote, abusando de su experiencia y potencia golpea al chiquito sin importarle su condición - como olvidando por un momento la desigual batalla en la que está tomando parte -. Cada vez que David se enfrenta a Goliat nos ponemos la camiseta, preparamos los trapos y nos disponemos a presenciar la lucha cargando el bolsillo con alguna que otra piedrita (no sea que contra todos los pronósticos, el encontronazo tenga para rato y en la mitad de la cosa David se quede sin municiones).
El Getafe es un retoño del Madrid, nació a la sombra del Real a partir de una peña madridista en una ciudad de mierda al sur de la capital española. Aún cuando unos inversionistas le pusieron una guita encima nadie esperaba que hace un par de años consiguiera un ascenso a primera división; aún cuando lo consiguió, nadie esperaba que se mantuviera en una liga tan competitiva y llena de figuritas como la liga española especialmente cuando en un intento desesperado por mantener la categoría, esos mismos inversores, mirando hacia nuestros lares -vieja tradición de la madre patria- en busca de jugadores para reforzar la plantilla, llegaron a la extraña conclusión de que las mejores incorporaciones que podían realizar eran el ignoto lobo de Lucas Licht y a la momia espástica xeneize de Abbondanzieri. Pero este mundo loco, loco del comienzo nos iba a mojar la oreja convirtiendo al equipo en su conjunto en el más difícil de vencer -el famoso deportivo empate o deportivo te gano por un mugriento 1 a 0 - y al arquero record del fútbol argentino - guiness al portero que más vista hace ante los remates del equipo contrario - en el premio Zamora (a la valla menos vencida de España) del año pasado. Esto último como una jodita más de parte de algún poder superior para con todos los que somos -y siempre fuimos - conscientes del pésimo nivel del guardametas más inseguro que dio el fútbol argentino en los últimos años; una jodita más decíamos, porque se sumaba a la completamente irracional convocatoria al seleccionado argentino con la que repetidos entrenadores nacionales lo premiaron una y otra vez; convirtiéndolo en uno de los infaltables en cada presentación de la celeste y blanca. Sería difícil explicar el sentimiento de retorcijón cerebral que provocaba en los amantes del buen fútbol cada nueva convocatoria del Pato, si no fuera porque siendo éste un país futbolero todos los argentinos estamos familiarizados con esa sensación de horror existencial, de incomprensión primigenia de lo que la vida misma es, de violación aberrante del sentido común que representa que el técnico de tu equipo vuelva a darle la confianza de llevar la casaca del club que tanto amás a ese jugador tan pero tan limitado.
Pero el querido lector podría preguntar con todo derecho ¿por qué te preocupa tanto por lo que le sucede a un jugador de mierda, en un club pedorro en una liga que nos importa tres carajos? Es simple. El arquero de la selección argentina que nos va a representar en Sudáfrica 2010 juega en el Getafe... Pero, no se asusten que no hablo del Pato! Un tiempo después de haber desembols(lav)ado la platita para las antedichas incorporaciones y habiendo terminado el campeonato local de cricket, los inversores de los Emiratos árabes unidos tuvieron la ocurrencia de darse una vuelta por un entrenamiento del Getafe para comprobar una vez allí que el geronte que estaba parado en el área chica (inclinado mejor dicho y tomándose la ciática en un gesto que bien le conocemos), no era el jardinero del club sino el arquero titular de su equipo. Corrieron a sus oficinas para certificar que se había traspapelado la ficha de Abbondanzieri con la de la mayor promesa argentina para cuidar los tres palos: Oscar Ustari, ambición original de los árabes. El error fue enmendado de inmediato y Osky comprado en un abrir y cerrar de ojos. Ahora bien, dado que al viejo tan mal no le había ido, decidieron bancarlo en su puesto mientras Ustari haría sus primeras armas jugando la UEFA Champions League -copa internacional de segunda línea (el equivalente de nuestra sudamericana)-.
Entonces, mientras el Pato se ocupaba de hacer todo lo posible para que el Geta mantuviera sus posiciones en la mitad de la tabla, Oscar se encargó de llevar a este humilde equipo a los cuartos de final de la copa derrotando entre otros al Anderlecht, al AEK de Atenas y al Benfica (todos equipos grandes de sus países y de gran trayectoria internacional) e incluso de sacar un empate de visitante en Alemania contra el Bayern, con lo que las puertas de la hazaña quedaron abiertas para el azulón.
Pero he aquí que el jodón poder superior al que nos referíamos hace un momento se chupo el dedo y nos mojó el culito para hacernos caer de nuestros asientos hace unas horas cuando disponiéndonos a emocionarnos con un Getafe local alentado por su gente comprobamos que el avejentado e impresentable guardametas del Pato Abbondanzieri le había copado la parada al buen tipo de Oscar (seguramente endulzándole el oído con que ya estaba en la últimas y tenía ganas de jugar un partido internacional). Pero el técnico se lo había permitido! No! Los retorcijones cerebrales otra vez no! Argh! Pero el partido comenzó, y a los 5 minutos expulsaron al último defensor del Getafe. No había lugar para pruritos personales, había que olvidarse del Pato y alentar al equipo humilde con un jugador menos. Cuando todos imaginamos que el azulón se iba a tirar atrás con toda a defender el 0-0 que los clasificaba, el técnico los mandó a jugar de igual a igual. Era todo lo que los fanáticos del buen fútbol necesitábamos para desquiciarnos. No contentos con haber mantenido el 0, en el segundo tiempo y tras una jugada individual de la hostia Contra (sí Contra, ese es el nivel de jugador del Getafe) recorre medio campo, deja en ridículo a Demichelis y fusila al mono Kahn. Los fanáticos del fútbol alrededor del mundo arrojábamos cosas por las ventanas y gritábamos a la calle. Pero sobre el final del encuentro llegó un duro golpe. Después de aguantar heroicamente el 0 en la valla propia con un jugador menos durante 90 minutos contra el Bayern de Munich, después de haber jugado de igual a igual en inferioridad numérica, técnica, de historia, de experiencia, de nombres y estar ganando... una jugada de mierda y Ribery manda a guardar el balón al fondo del arco (ninguna culpa achacable al Pato pero eso ya ni nos importaba). El partido se iba al alargue. Y cuando todos esperábamos lo peor, cuando el ignoto Licht se acalambraba a cada paso, cuando se iba a venir la topadora alemana contra los 10 enanitos exhaustos... el equipo sale con unos huevos enormes y le hace 2 hijos más al mono Kahn como para liquidar la historia. Y nosotros claro, llorábamos. Porque los hombres también lloran cuando se emocionan y cuando un equipo de mierda pero con muchos huevos se culea a la potencia y le demuestra al mundo que contra todas las reglas de la lógica se puede; contra los nombres de las figuritas y contra la guita se puede; contra Demichelis y Lucio en el fondo se puede; contra Zé Roberto y Ribery se puede; contra Klose y Podolski se puede; contra Luca Toni se puede.
Contra lo que no se puede es contra las manos de manteca del muerto de Abbondanzieri, porque se podrán tirar muchos caños con una tortuga, pero con los muñones aceitados del Pato es inevitable que eventualmente se te escape la tortuga renga... 2-3 todavía arriba pero con el ánimo por el suelo: un cabezazo deficiente y un arquero con los pies atornillados al suelo que no pudo evitar lo obvio... 3 a 3 y las manos vacías.
En las arenas del mundo, una vez cada tantos años, David se para frente a Goliat y se juega la vida por la ilusión de su gente. Pero cuando va a levantar una piedrita para ponerla en la honda se da cuenta de que necesita los 5 dedos... de que con muñones no se puede.
Y como decíamos al principio, a pesar del duro golpe al futbol, el balance es positivo... la lógica nos cachetea y nos muestra que con la ilusión del Getafe también se va por el caño la irracionalidad de mantener un arquero de madera en la portería de cualquier club y de la selección. Arriesgamos que si de aquí en más el Pato es convocado será sólo como tercer arquero para aportar experiencia durante las eliminatorias. Es el tiempo de Oscar.