Donde tiene que haber mística...

...La hay y aparece. El torneo argentino (y esto lo digo sin que me pique ni un poco) es uno de los mejores y más competitivos torneos del mundo. En latinoamerica es por lejos el mejor, brasilero amargo el tuyo (o los tuyos) no tienen ninguna gracia, ni el paulista, ni el carioca, ni el brasileirao. Ojo, son difíciles, pero claramente no tiene onda. El torneo argentino con su apertura y su clausura (sin los nombres pelotudos de empresas que le dan su nombre cada año) es el mejor de latinoamerica, por lejos es el más visto y el que más fanatiza al continente. Tampoco me tiembla el pulso comparandolo con los mejores de Europa. Las razones son muchas, la constante aparición de jovenes talentos, sus cracks, la emoción, la competitividad, grandes partidos en cada fecha y por supuesto el aura mistica que lo rodea. Es sobre todo esa inexplicable mágia cósmica el factor determinante que lo hace único. Cualquier equipo del torneo que aspire hacerse con la gloria debe valerse de ella para llegar a la ansiada consagración.

Esta introducción sirve para dar marco a un evento ocurrido este sabado en el oeste de la capital federal. Para lograr esa chapa que marca el largo y dificil camino hacia la gloria, muchas veces es necesario superar partidos que hacen cuesta abajo y el equipo no puede desarrollar su juego (a veces por culpa del rival y otras por tener una noche horrible, como es este caso) entonces el equipo debe apelar a lo más bajo (que bien podemos relacionar con la mistica), es decir, tener un orto más grande que una casa, alguna ayudita arbitral, un arquero inspirado, huevos, una defensa picapiedrera dispuesta a reventar la pelota sin asco a la quinta bandeja del estadio de enfrente, en una palabra... aguantar.

El caso al que me refiero sucedio en el porteño barrio de Liniers el sabado cuando caia la noche, y sus protagonistas son, el actual puntero del torneo y el alicaido ñewell's, que tiene el culo en las manos por que lo puntea el descenso (como a Central y Racing). Un vélez sin ningun tipo de respuesta e incapaz de asustar a la defensa de Yupanqui, se encontró con un regalito del arbitro, que vio en un clavado olímpico (saquen a Bardach que vaya el pichi a China) un penal y Rios con repetición incluida clavó el uno a cero. De ahí a aguantar, todos atrás y que sea lo que dios quiera. Luchador como gato panza arriba, el fortín se atrinchero abajo, puso más gente en el area que la que hay en una creamfields, Montoya construyo un muro ladrillo a ladrillo y con mucho huevo, rusticidad, reviente y una cuota interesante de orto, construyó una victoria que vale mil puntos en el complicadisimo torneo argentino. Con la mística que hace no perder puntos que despues se pueden llorar. Aún le quedan catorce fechas de sufrimiento, dolor y huevo a este torneo pero tres puntos como los del sábado son fundamentales.

PD: Los gatos no se comen