sábado, 8 de marzo de 2008

Ojo con el tiqui tiqui

Hay un eje ancestral que divide las aguas para todos aquellos que se han dedicado a pensar el fútbol (actividad, esta última, muy reconfortante para todos aquellos que fracasamos al intentar jugarlo). Este eje, en una presentación simplificada, se reduce a la antinomia fútbol ofensivo-fútbol defensivo. La cuestión se refiere a la propuesta de un equipo dentro de la cancha: ¿privilegiar abnegadamente la búsqueda del arco de enfrente o especular de forma mezquina y aprovechar los descuidos del rival? Un irresoluble dilema hamletiano, que tuvo su expresión vernácula en el menottismo-bilardismo, y que la propia dinámica del juego se encargó de matizar dentro de la cancha. En efecto, todos sabemos que no se puede atacar ni defender los 90 minutos y que no todos los equipos poseen los mismos recursos para hacerlo. Condenar, digamos, a Olimpo por no salir a atacar en el Monumental, por no alzarse en armas contra un mar de adversidades, es necio e injusto.

Pero también existe otra presunta antinomia que pone en duda los límites de la primera. Es nada más ni nada menos que la que contrapone el "tacticismo" a la espontaneidad de los jugadores. Y digo que pone límites porque se puede contradecir con los referentes que asignábamos a la divisoria ofensivo-defensivo. Menotti, que siempre pregonó el fútbol generoso, el ir al frente, también se enroló en la corriente "espontánea", con la intención de darle la mayor libertad posible a los jugadores. En cambio, Bilardo, desde una posición especuladora, se consagró como un devoto de la táctica y el pizarrón. Quien hizo estallar esa antinomia en estas pampas fue, quien sino, Marcelo Bielsa. El Loco erigió una idea futbolística basada en una propuesta netamente ofensiva, profundamente vertical, pero sostenida sobre una rigurosa disciplina táctica. Bielsa, dirán los menottistas ortodoxos, restringe el potencial creativo de los jugadores, obliga al pobre Burrito Ortega a correr detrás de Roberto Carlos. En la vereda de enfrente, el actual DT de la Selección, el Coco Basile, comparte con Bielsa la propuesta ofensiva pero se caracteriza por darle la mayor libertad posible a sus jugadores. Jugá, jugá. Tiqui, tiqui.

Ahora bien, ¿desde cuándo en la historia del fútbol la libertad es una virtud en sí misma? ¿Por qué algunos levantan esa idea opresora de la táctica, como un corcet que ciñe el potencial creativo y no como una herramienta que permite que cada jugador pueda dar lo mejor de sí? ¿Para qué carajo sirve un técnico sino es para ordenar un jugador en la cancha, para darle una función, para poner su técnica al servicio de uan idea colectiva? Y aún más, ¿cuántos jugadores están dispuestos a bancarse la libertad? ¿Se la banca Messi, por ejemplo, que rinde mucho más como disciplinado puntero derecho del "tacticista" Rijkaard que como enlace suelto del "espontáneo" Basile?

No quedan tan claras las aguas, con estos dos ejes (ofensivo-defensivo y espontáneo-tacticista) para hablar de una izquierda del fútbol, ¿no?

6 comentarios:

MarcosH dijo...

Coincido plenamente con el colega. Me considero un hijo de esta segunda contradicción que vino con la revolución Bielsa.
Me gustaría sin embargo matizar algunas cuestiones. Sobre la confusión que suele prestar la idea de "libertad de juego" vs ataduras tácticas. Frente al apriete de los medios de la reacción por su rigurosidad táctica, el loco certeramente respondía que el de ninguna manera reprimía al jugador en su juego, todo lo contrario, si éste analizaba que la mejor manera de pasar a tal jugador en determinada posición era tirar un caño, el loco lo alentaba a realizar tal acción.
Pero esto (frente a la idea tiki tiki de basile) es muy distinto de que los jugadoes vayan ocupando espacios (por cierto en un estado de permanente dinamismo para bielsa) y que se mantenga un orden juego, cuestión lógica y coherente, ya que el buen ataque no es el desparrame sobre el campo de juego sino la inteligencia para realizar y ganar un partido. El ejemplo paradigmático eran las subidas sublimes de sorín, pasando de la posicion de n 3, luego de once y finalmente metiendo la diagonal y posicionandose como un 9 de area, táctica rigurosa si se quiere, ideada dentro de un "orden" que el dt-dios entendía que se debía aplicar para no desonar el todo.
Con el riesgo de ser malinterpretado y a veces excesivo les dejo La Palabra, en una entrevista de Clarín donde se clarifica un poco esto:
"Si tuviera que elegir, diría que me siento más cómodo con el orden que con la espontaneidad. Hay entrenadores que propician un clima creativo dentro del equipo. No es que yo no valore eso, pero hay situaciones que son antagónicas y un técnico no puede estimular simultáneamente las dos cosas".

-¿Por qué no?

-"Porque el orden tiene reglas y la espontaneidad tiende a la ausencia de reglas. Teóricamente no habría obstáculos para que convivan, pero en la práctica los mensajes que propician una cosa se contraponen con los otros. Entonces es díficil ser ordenado y espontáneo a la vez. Esa es, para mí, la gran clasificación de los entrenadores: los que privilegian la resolución del juego a través de las respuestas individuales o los que acentúan en la preconcepción de esas respuestas. Creo en eso más que en la división entre defensivos y ofensivos. Esa caracterización es sumamente engañosa, porque los equipos no están preparados para una cosa o la otra, sino para las dos, en proporciones que nadie puede determinar de antemano."
Genial.

El Vasco dijo...

que pasa si quiero comentar, pero corto... se puede?

El Hombre Tortuga dijo...

No.

zarpalata dijo...

quisiera aclarar algo:
1) Bielsa es un pelele sin caracter que nos propició uno de los fracasos más grandes en la historia de nuestro fútbol: NOS QUEDAMOS ARAFUE EN LA PRIMERA RUEDA DEL MUNDIAL QUE ÍBAMOS A GANAR. es así señores, hay técnicos que saben jugar ligas y hay técnicos que saben jugar copas, pero sólo muy pocos hombres pueden llevar a buen puerto las dos empresas. Esto quedó demostrado el día que le tirábamos centritos a nadie contra Suecia (esta última palabra es importante, no la olvidemos: Suecia!!!!!).
2)respondiendo al signatario de aquí arriba quisiera introducir una reseña sobre JP Sorín: qué jugador más horribleeeee! ¿Cómo mierda pudo ser capitán de una selección poderosa un tipo que nunca supo de qué jugaba? ¿Cómo pudo ser el referente de la gloriosa Argentina un putito de clase media-alta que nadie escuchaba y que se creía copado por tener el pelo "largo". Por suerte ahora ni pincha ni corta, mejor asi. Un tipo que es un barullo no puede ni vestir esa camiseta.
3)Señores, acá hay que tener los huevos para hacer las cosas bien. Hay que mover la pelota, tenerla nosotros y, cuando se pueda, arrancar con toda la espontaneidad posible. No sirven los riquelmes solos ni tampoco los messis solos. Hay que buscar la mejor manera de mezclarlos, anque si hay algun jugador que pueda salvarnos el culo es carlinhos. El potrero prevalecerá.

Juan Francisco Gentile dijo...

Solo una aclaración: el hecho de que la nuestra es una selcción "poderosa" y "gloriosa" creo que es más que discutible.
Se trata de una creencia generalizada, pero si lo pensamos mejor, los hechos no parecen se tan claros. Ganamos dos mundiales: uno, comprado por los milicos; el otro, con un extraterrestre en la cúspide de su carrera dentro de la cancha junto a 10 jugadores medio pelo.
Quizás habría que revisar cuán "gloriosa" es nuestra querida selección.

zarpalata dijo...

Le pese a quien le pese somos una selección poderosa. Nadie quiere jugar contra nosotros: Los europeos se cagan, siempre prefieren que sea otro el rival, los brasucas se cagan (saquemos esta seguidilla de 3-0 en contra)porque no les gusta que les peguen, y los africanos se cagan, porque para ellos somos como dioses blancos (como dioses).
Vamos arg!!!